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Libros de pronta aparición: Conjuros y otros microcuentos

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Pasión de los conjurados

Por JOSÉ M. FERNÁNDEZ PEQUEÑO         El cuento es género contradictorio y rebelde. Mientras constituye quizás la modelación genérica más estricta dentro de la ficción narrativa, rechaza también con pasmosa violencia cualquier intento de cristalización expresiva. Por eso ninguna definición le ajusta bien: basta que alguien quiera apresarlo con las armas de la conceptualización, para que él se sacuda y nos deje un reguero de muestras que escapan al inmovilismo de las clasificaciones. Quien anduvo por esos territorios, a un tiempo delineados e imprecisos, sabe la disciplina que exige escribir un cuento: ese hilo de tensión que necesita ser mantenido a cualquier precio, ese arco voltaico que une como dos polos el principio y el final de la narración, ese asombro cuyo resultado más genuino es la sospecha de que el verdadero cuento sigue ocurriendo más allá del punto final, subsumido en alguna zona imprecisa del lector. Casi todos sus cultores más valiosos han pugnado contra esa

Niña con muñeca de trapo

VEO    una niña que carga o agarra o sujeta bajo el brazo una muñeca de trapo y me emociona tanto la emotiva y tierna imagen que me veo compelido a  indagar de dónde me llega tan honda y grande emoción. Luego de un tiempo de atenta contemplación, algo me resulta obvio:   la niña no carga ni sujeta ni agarra una pertenencia o una propiedad, algo material, un objeto inanimado, y  ni siquiera un “juguete”. No. Desde la total entrega de su inocencia, la muñeca de trapo (“su muñeca”) es para la  niña un ser tan “vivo”  y “real”  como ella misma… La niña ha incorporado  la muñeca a su propio ser, a su propia humana sustancia, a su propia alma, y una a la otra –sin la menor resquebrajadura– se pertenecen por igual…  Y  si de pronto (esto me queda muy claro mientras la observo) la niña se viera obligada a separarse de su muñeca por cualquier motivo o circunstancia (destrucción o pérdida), un lacerante dolor desgarraría su infantil corazón y su frágil y tierna almita quedaría

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