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Mostrando las entradas etiquetadas como voluntad

Camión

E L CAMIÓN  dejó atrás un tramo de cerradas curvas zigzagueantes y ganando velocidad se internó en una prolongada recta en declive. Entonces lo vio. Era un hombre alto y delgado, de pie en mitad del camino, bajo el calcinante sol de la tarde. Cauto y precavido, queriendo evitar a toda costa cualquier posible accidente, redujo la velocidad del pesado vehículo e hizo  sonar repetidas veces la estridente bocina. Pero el hombre no se movió ni un ápice de su sitio;   permaneció  allí en medio de pie, erguido cuan largo era, absolutamente imperturbable. Consternado –“ no era plan de llevármelo por delante,  de aplastarlo como una mosca, de cargar por el resto de mis días con  esa muerte sobre mis espaldas”…– , sacó medio cuerpo fuera de la alta y espaciosa cabina y prodigó gestos, señas, muecas, gritos y todavía más bocinazos... Pero tampoco ahora el hombre se movió de su sitio. Por el contrario, con reconcentrada determinación  –lo veía ya con absoluta nitidez, pues la dist

Sombra

A hí está, como cada día acude puntual a la cita no acordada ya adelantándose a sus pasos, ya siguiéndolo con tenacidad y persistencia inconmovibles, ya colocándose a su lado como una igual, con el más absoluto descaro y altanería e impertinencia imaginables, demostrando de forma incontestable y palmaria cuán notables vienen siendo sus progresos en el desarrollo de una voluntad propia y cómo crecen sus niveles de autonomía e independencia, hasta qué punto está logrando asumir por entero el mando de su vida. Ah, viéndola ahora aquí, adherida al pavimento como un negrísimo betún gomoso, a cada instante más nítida y definida, mientras él cada vez más ostensiblemente se diluye y afantasma, le resulta por completo evidente que definitivamente terminará suplantándolo en todos sus papeles estelares. Volver a: Microcuentos