HAY una manera de estar
en
el mundo
sin
que se te note apenas
Pasando
tan desapercibido
como
si no existieras.
Te
mueves de lado,
hablas
quedo o mejor
no
hablas siquiera.
Jamás
miras a la cara
del
otro o si acaso sí
lo
miras pero de soslayo.
Procuras
mantener siempre
la
vista clavada en el suelo,
doblegado
el cuello.
Si
te pisan no gritas,
si
te empujan no protestas,
si
te atropellan consientes
sumiso.
Avanzas
siempre en la dirección
que
se te señala e indica.
Día
tras día acudes puntual
a
tu trabajo y con la esforzada
dedicación
de una hormiga obrera
acumulas
bienes y capitales
para
ti y tu descendencia
–para
el presente y para el incierto futuro.
Comes
duermes te lavas
practicas
el sexo marital
con
mecánica regularidad.
Ni
por un instante permites
que
en tu cabeza florezcan
ideas
pensamientos sueños
originales
propuestas,
ni
en tu corazón
deseos
anhelos aspiraciones
pasiones
amores querencias.
.
Subsistir
es tu consigna.
Vives
del todo indiferente
a
los problemas del mundo,
de
espaldas a cuanto a
tu
alrededor acontece:
la
iniquidad la injusticia
la
explotación, el dolor de la gente.
Y
justo en el lugar
(o
en cualquier otro,
que
esto es del todo
indiferente)
en el que
un
día viniste al mundo
sin
estridencias ni alharacas
otro
cualquiera
te mueres en silencio.
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