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¿Es posible escribir poesía aquí hoy?



La poesía es pensamiento que respira, y palabras que queman.
Thomas Gray

MUCHAS veces me pregunto si en un país como éste, donde se producen de forma sistemática cortes del fluido eléctrico, en el que no hay agua potable, la basura se acumula en las calles y éstas se convierten en ríos en cuanto caen unas gotas, el tráfico es un caos infernal y la vida humana no vale nada (mata la Policía y  los delincuentes, atropellan conductores y los feminicidios son una auténtica epidemia…), es posible escribir poesía.

Quizá sea sí posible hacerlo y aún sea incluso necesario, no lo discuto; pero en mi fuero interno no deja de trabajarme la idea  de que toda acción de esta naturaleza, abandonarse al estro poético, a la lírica, en un país como éste, es cuando menos sospechosa, sí, que escribir poesía en la República Dominicana  de hoy es arriesgarse a adornar las cosas, es decir, a taparlas de modo y manera que no podamos ver la auténtica cruda y frustrante realidad, y, consecuentemente, todo siga igual de  mal, y nada cambie.

¿No será precisamente por esto que  el Poder (que de ningún modo ama la creación, la cultura y sus productos) propicia de forma decidida en el país  la  actividad literaria en todas sus vertientes (poemas, cuentos, novela) a través de ferias, premios, viajes, charlas, concursos y publicaciones?

¡Gran coartada! ¡Gran disfraz, eficiente narcótico!

La única manera de burlar el cerco y no caer en la acción cómplice con el Poder (pienso) sería emplearse a fondo, profundizar rabiosamente el compromiso con la palabra y con la poesía y escribir textos indigeribles, ácidos, corrosivos, auténticos artefactos verbales vivos  que de ningún modo  puedan ser premiados ni publicados por la burocracia cultural  estatal.

¡Poemas que les ardan en las  manos!

Pero hasta ahora, ¡ay!, nuestros heterodoxos, nuestros iconoclastas, nuestros rebeldes sin causa, nuestros feroces jóvenes poetas negadores del establishment, del statu quo (que dicho sea de paso no son encima más de cuatro…), han sido asimilados en cosa  de días como leve azúcar que se deshace en la bebida refrescante del tórrido trópico sin  dejar apenas rastro ni sedimento.

Comentarios

  1. I totally agree with what you written about the current state of the country that I now call home in regards to its poetry, the Dominican poets of our previous generations would have been completely disappointed in the state of our literature today. They would have made poetry about it though.

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Carlos Enrique Cabrera nació en La Vega, República Dominicana. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Autónoma de Madrid (España) y realizó estudios de Bibliotecología y Documentación en instituciones educativas de esa capital europea. Durante años se desempeñó como bibliotecario de la Red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad Autónoma de Madrid y como colaborador externo de importantes editoriales españolas (Editora Nacional, Plaza y Janés, Alfaguara, Playor). En la actualidad, es profesor a tiempo completo del Área de Humanidades y Ciencias Sociales del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). En 2001 fundó la revista de letras, artes y pensamiento Caudal, que bajo su dirección, lleva publicados 29 números. Ensayos y cuentos suyos han aparecido en diversos medios impresos y digitales y son de su autoría los libros Reflexiones de bolsillo (INTEC, 2002). Tiempos difíciles: ensayos sociales, culturales y filosóficos (INTEC, 2010) y el conjunto de micro

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