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Sueños

(Variación sobre un tema de Robert Desnos) Tanto soñé contigo que perdí mi realidad y ya no soy más que  en tus sueños.

Palabra viva

Y esa palabra viva cincelada con tanto afán en el poema carne de mi carne y sangre de mis sueños me lanza a lo indecible a lo informe, al vasto  y deseable espacio de lo aun no presentido ni soñado Me abre a la incierta posibilidad de cuanto infinitamente muta y se transforma Me fija ya para siempre en la recurrente espiral del mito en la eternidad.

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¿Es posible escribir poesía aquí hoy?

La poesía es pensamiento que respira, y palabras que queman. Thomas Gray MUCHAS  veces me pregunto si en un país como éste, donde se producen de forma sistemática cortes del fluido eléctrico, en el que no hay agua potable, la basura se acumula en las calles y éstas se convierten en ríos en cuanto caen unas gotas, el tráfico es un caos infernal y la vida humana no vale nada (mata la Policía y  los delincuentes, atropellan conductores y los feminicidios son una auténtica epidemia…), es posible escribir poesía. Quizá sea sí posible hacerlo y aún sea incluso necesario, no lo discuto; pero en mi fuero interno no deja de trabajarme la idea  de que toda acción de esta naturaleza, abandonarse al estro poético, a la lírica, en un país como éste, es cuando menos sospechosa, sí, que escribir poesía en la República Dominicana  de hoy es arriesgarse a adornar las cosas, es decir, a taparlas de modo y manera que no podamos ver la auténtica cruda y frustrante realidad, y, consecuentem

Desencuentro

EN realidad, aunque no lo parezca Son cuatro en la relación Ella y la imagen que él se ha formado de ella Él y la imagen que ella se ha formado de él En consecuencia a pesar de sus voluntariosos y bien intencionados esfuerzos a lo largo de las noches y los días su desencuentro es total: ¡Jamás se encuentran!

Amantes

Nos encontramos en el sueño. Uno frente al otro, a la vez, soñándonos. Entre los dos floreció repentino el amor Y nos amamos locamente. De inmediato decidimos  de mutuo acuerdo –y sin el menor titubeo– Jamás retornar a la vigilia.