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Final

AL FINAL se había visto obligado a hacer público el secreto que durante cuarenta y cinco largos años había ocultado a todos y aún incluso (era lo peor) a sí mismo. Ante la expectante muchedumbre que colmaba la plaza, lo reveló. Él no era más que una apariencia, un simulacro, una engañosa proyección tridimensional. Su esencia y concreción material residía en ellos: los ciudadanos, el pueblo. Y conforme sus palabras –amplificadas en la plaza por potentes altavoces y difundidas al país a través de los medios– fueron comprendidas y asimiladas, todos vieron (les tomó su tiempo darlo por real y cierto) cómo el atroz y sanguinario tirano se deshacía en el aire, no dejando tras de sí más que su abominable memoria.

Delirio

ESTOY tendido boca arriba sobre la tierra calcinada y no puedo moverme. El calor me abrasa. Tengo los ojos, la boca, la garganta resecos y retostada la piel. Ardo en fiebre. No sé desde cuándo no bebo agua ¡y cómo la preciso! –¡Agua, agua, agua…! Nadie aquí puede proporcionármela. ¡Nadie! Mis compañeros están en aún peor estado que el mío: yacen a mi alrededor sepultados bajo toneladas de escombros y retorcidos metales humeantes. Mi única salvación, que el cielo descargue un fuerte aguacero que calme mi sed, lave mi cuerpo, sane –milagroso bálsamo– la terrible herida que abrió en mi pecho el obús… ¿Siento ya el agua caer o es delirio mío…? _____ Imagen: Otto Dix, Soldado herido (otoño de1916, Bapaume)

Abuso de la sal

es la sal del gusto   el ser querida:                                           que daña lo que falta y lo que sobra.  SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ MI AMADA compañera la maravillosa mujer con la que comparto mi vida le echa demasiada sal a la comida Lo que me lleva a preocuparme  seriamente por su salud y bienestar Ya se sabe: la oclusión de venas y arterias la tensión sanguínea que se eleva el mayor esfuerzo del corazón Pero también me inquieta sobremanera saber que esta predisposición insana es indicio claro de que mi amada (como gran fumadora que es) ha venido perdiendo paladar Entonces yo me pregunto Intrigado, el susto metido en el cuerpo ¡Ah! ¿y a qué le estarán sabiendo mis besos, podrá todavía saborearlos con deleite?

Tinieblas

EL cielo apagó de repente  todas sus luces sol luna estrellas luceros Dejándonos sumergidos en la más espantosa oscuridad Desde entonces Nadie   aquí halla sus pertenencias Ni los caminos que a ellas conducen Ni  da con los otros Ni se encuentra a sí  mismo.

A UNA GOTA DE AGUA

Y son las gotas: ojos de infinito que miran al infinito blanco que les sirvió de madre.   Federico García Lorca TRANSPARENTE redondez que reflejas   los colores del espectro Inagotable fuente de vida que   fecundas cuanto tocas En   tiempo cíclico habitante de las nubes vertical   y súbita te precipitas con evocadora y cadenciosa música   sobre la entera faz de la tierra Acunando (¡anhelada cura reparador abrazo! Qué honda nostalgia de   no sé   muy bien qué me invade entonces…) mi alma apesadumbrada y contrita en la diáfana transparencia acuosa de tu ecuménica esencia Que   viertes generosa y fecunda en ríos lagos mares   océanos acuíferos para retornar invicta a las altas nubes

El escultor

CUANDO el artista hubo concluido la realista escultura de un joven de hoy, ésta le habló: “¿Vas a seguir esculpiendo toda tu vida seres tan tristes y solitarios como yo?”, preguntó. “No os hago así” le respondió el escultor, “porque yo quiera, como una decisión soberana de mi voluntad. Por el contrario, son ustedes los que terminan siempre imponiéndome la suya. Yo sólo soy el canal a través del cual ustedes vienen al mundo y en éste se manifiestan con entidad y vida propia, ya absolutamente independientes de mi voluntad de creador. " “Entonces yo podría hacer que tú estuvieras en el mármol y yo incluso ocupara tu lugar como ser de carne y hueso? ¿Podría yo dominar tu vida?” "Claro. De hecho mi vida está ya enteramente dominada por mis criaturas, y ya en verdad no sé cuál es más real y auténtica, si vuestras tristezas o mi alegría aparente. Yo vivo por y para ustedes; es decir, por y para mi arte, y nada hay más importante para mí que el que ustedes ven