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HUÉSPED

C uando vio la larga y desencajada figura de don Quijote materializarse en el centro del salón, lanza y escudo en ristre, no se sorprendió lo más mínimo. Siempre supo que un personaje de ficción bien logrado está más vivo que cualquiera de los seres de carne y hueso con los que el azar nos obliga a compartir la existencia. Y más aún: que esta verdad es todavía más verdadera en relación al viejo manchego devorador de libros de caballería que con cualquier otro personaje de la vasta y diversa literatura universal. De modo que, sin apartar la mirada del recién llegado huésped, dejó el volumen II del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha sobre la mesita a su lado y, saltando presto del asiento, caminó jubiloso (y sintiendo en el alma una íntima e irrenunciable recompensa) al encuentro del Caballero de la Triste Figura que, como no podía ser menos, venía en compañía de su gordo y simple escudero Sancho Panza, con el que sostenía un intrincado e interminable diálogo al que él pronto, s

Libros

LAS sociedades se sustentan en los libros, están construidas sobre libros. Los libros son sus pilastras fundamentales. De modo que si remueves uno, o lo quemas o lo desgarras y rompes, la realidad social toda se viene abajo con un infinito y atronador estruendo, sepultándonos a todos bajo toneladas de  inservibles escombros. Ir a: Reflexiones

EL MEJOR DE LOS CUENTOS POSIBLES

Leía en la alta noche tumbado en la cama. Era un cuento, era sin duda el mejor de los cuentos posibles. Y conforme devoraba su sutilísima y subyugante trama (porque literalmente la devoraba) el cuento se deshacía en el aire y en igual proporción y medida su propio cuerpo se consumía. Cuando llegó al final del prodigioso relato (¿cómo iba él a sospechar que ambos estaban constituidos por una misma idéntica sustancia?..), desapareció… Volver a : Microcuentos

El otro

HOY me levanté de la cama y entré al baño a asearme, como hago de forma habitual y rutinaria cada mañana, y al mirarme detenidamente en el espejo del lavabo, no me reconocí. El rostro que me observaba desde la pulida superficie poblada de engañosos reflejos era sin duda el rostro de otro, de ningún modo el mío de siempre. Y horror de horrores: al momento de vestirme tampoco mi ropa me sirvió. Volver a : Microcuentos

Entrevistas al autor

Cabrera cree desastrosa educación dominicana por Faustino Pérez ¿Desde la perspectiva de la revista   C audal , ¿cómo percibes la evolución de la educación   dominicana? La evolución de la educación dominicana me parece francamente desastrosa. Y alarmante. Y no hablo sólo desde la perspectiva de   Caudal , como editor y director de Caudal, sino además desde la perspectiva que me da el ser profesor universitario con ya largos años de docencia en el país. Un ejemplo. Hoy te puedes encontrar con un alumno de clase media alta (es decir,   que se ha formado en costosos colegios privados) que escribe su propio nombre (digamos José) con minúscula y sin acento; y “republica dominicana”; y “maria es Dominicana”. Esto por quedarnos en la parte más externa del idioma: la ortografía. Imagínate cómo andamos en los demás estratos de la lengua. ¿Qué me cuentas de la cultura dominicana? ¿En qué sentido? ¿Y cuál cultura? ¿La popular, la libresca, la alta cultura académica o científica?

El primer cuento

E l primer cuento pudo surgir para atenuar el dolor intenso de una herida, colmar una sentida, honda, profunda carencia, llenar un vacío; surgir, pues, en definitiva, de un fracaso y de labios de un fracasado. Pero también pudo surgir (es otra conjetura) de la admiración y el asombro ante los triunfos rutilantes e incuestionables del héroe, los cuales a su vez fueron siendo minuciosa y laboriosamente adornados y enriquecidos (y exagerados) hasta convertirlos en Mito. Debemos tener en cuenta además que sin cuento (sin cuentos) no hay Estado, no hay Nación: ahí están el Poema del Mio Cid y la Chason de Roland para demostrarlo de forma clara y fehaciente. Ir a: Reflexiones