Tomo tu mano. Regular el pulso de tu sangre percute tus venas. El ritmo de son ardiente de tu corazón me anega. Y ahora todo nuestro amor es música, suave y cadencioso son de corazón.
Aunque en verdad no me considero poeta ("gracia que no quiso concederme el cielo", como dijera nuestro venerado Manco de Lepanto), en alguna ocasión la estricta musicalidad de las palabras me gana y olvidado de todo y, más que nada, de toda pretensión , dejo correr la pluma o el teclado al ritmo que se me impone. He aquí algunas muestras de la singular experiencia... Ahora Son Las manos Tango Asombro Lluvia Todo es igual Dosis letal A una gota de agua Tinieblas Una manera de estar en el mundo Abuso de la sal Rescates El arquero Fin de semana Soledad (2) Amantes Desencuentro
HORA que ya no me encarcela el corazón el amor que por ti he sentido, y que el intenso deseo de tus besos se ha tornado indiferencia, sólo me inquieta el no herir tu alma dulce y tierna, preservar tu sensible corazón del sufrimiento. Ahora, sigilosa y hábilmente habré de ir deshaciendo la trama sutil con la que te hice mía, hasta devolverte a ti misma, hasta perderte.