La palma, el dorso, los dedos –cuatro esbeltos y uno regordete– Las uñas recias y relucientes El bello sutil y suave Las líneas entrelazadas de la palma Las concéntricas de las yemas El notable cambio de color del reverso al dorso Las azules y palpitantes venas Los movimientos gráciles de las complejas y sutiles articulaciones: la de los dedos y la de inserción en el antebrazo que conforma la muñeca Estos apéndices nuestros (tan familiares que por lo general nos resultan del todo Insignificantes e indiferentes) nos hablan de un mundo tan pleno de reminiscencias enigmas y arcanos como nuestra propia alma como el mismísimo Universo.
ESCRITOR