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Ruido

T iene que soportar el ruido las 24 horas del día, es una condición ya consustancial al país: ruido mañana tarde y noche los 365 días del año. Por más que pone de su parte no logra habituarse, sustraerse, sobreponerse, adaptarse al ruido, lo cual está empezando a alterarle definitivamente los nervios, a desequilibrarlo por completo y de forma irreversible. ¡Cómo le gustaría construir en torno a sí una cápsula aislante que lo preserve de esta tortura infinita! Todo su ser reclama silencio. Pero en vez de disminuir o atenuarse el ruido crece día a día a su alrededor como una marea incontenible que lo anega todo. Ruido cada segundo de su cotidiano vivir, cada vez más intenso, generado por las más diversas y heterogéneas fuentes y los más variados y heterogéneos agentes. Pero ¡ah!, hoy por fin ha hallado solución a su grave problema, a la ya insostenible situación. ¿Se sumará al ruido medioambiental generando él mismo más ruido? ¿Dejará su actual residencia y se establecerá en el exterior?

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Llave

ME regalaron una llave, una hermosa llave, y lo hicieron (de esto no me cabe la menor duda) con la mejor de las intenciones. Pero deliberadamente o no la llave resultó ser un regalo fatal que vino a cambiar de forma dramática mi vida. No puedo tenerlo más claro. Desde el preciso instante en que la pusieron en mis manos (aquí la tengo en mis bolsillos) la llave me domina, es la dueña de mi voluntad y yo soy fatalmente su esclavo, pues de la mañana a la noche busco con obcecado afán (no hago otra cosa) la puerta que abre, la puerta en la que se halla la cerradura en la que ha de encajar, la puerta que habrá de llevarme a saber a qué recámaras y/o habitaciones ignotas, secretas, a qué otros ámbitos enrarecidos, a qué extremas dimensiones de lo desconocido… Volver a: Microcuentos

Sombra

A hí está, como cada día acude puntual a la cita no acordada ya adelantándose a sus pasos, ya siguiéndolo con tenacidad y persistencia inconmovibles, ya colocándose a su lado como una igual, con el más absoluto descaro y altanería e impertinencia imaginables, demostrando de forma incontestable y palmaria cuán notables vienen siendo sus progresos en el desarrollo de una voluntad propia y cómo crecen sus niveles de autonomía e independencia, hasta qué punto está logrando asumir por entero el mando de su vida. Ah, viéndola ahora aquí, adherida al pavimento como un negrísimo betún gomoso, a cada instante más nítida y definida, mientras él cada vez más ostensiblemente se diluye y afantasma, le resulta por completo evidente que definitivamente terminará suplantándolo en todos sus papeles estelares. Volver a: Microcuentos

escribiendo

Qué intensas sensaciones se conjugan en este aquí y ahora para hacerme por entero feliz. Estoy escribiendo y parece que con magníficos resultados, mejores incluso de los esperados. De algún modo (pienso) no he perdido el tiempo, y todos estos años con sus vivencias y vicisitudes y tantas horas dedicadas a la lectura, a la audición de música variada y de altura, a la contemplación de filmes y cuadros y esculturas y puestas de sol y paisajes campestres y urbanos y humanos, han dejado una positiva huella en mí, han terminado por educar mi sensibilidad estética, me han servido de magnífico y eficaz entrenamiento para la difícil y ardua tarea de la escritura. También (claro está) ha contribuido a este extraordinario y maravilloso logro actual los millares de cuartillas que he venido rellenando día tras día durante todos estos años en la más absoluta soledad sin resultado inmediato aparente, siempre torturado por la convicción de que nada de esto servía para nada ni en modo alguno era valio

Tango

Negra pesadumbre me abruma. ¿Cómo aguantás corazón, cómo aguantás? Un día de éstos estallás sin más y es el punto final en la atribulada carrera de tu vida. De: Reflexiones de bolsillo (2002)